Cuando se habla de «modelo país», el debate a menudo carece de evidencias, datos o realidades históricas necesarias para responder claramente a la pregunta: ¿qué modelo de país queremos ser? En este artículo, utilizaremos el supuesto de dos islas con modelos económicos radicalmente distintos: Taiwán y Cuba. Las decisiones políticas y económicas internas influyen directamente en las estrategias de comercio internacional y, a su vez, en cómo estas estrategias afectan el desarrollo económico de un país.
Adam Smith, en “La Riqueza de las Naciones”, afirmó que la riqueza real de una nación consiste en sus bienes y servicios reales, no en su provisión de oro. Considerando que la economía actual es sumamente globalizada, las decisiones del comercio internacional que conducen los gobiernos y que ejecuta el mercado juegan un rol clave al determinar el crecimiento y desarrollo de una nación.
Políticas desastrosas como la sustitución de importaciones o el proteccionismo han impedido la rápida evolución del comercio internacional. Thomas Sowell, economista de la escuela de Chicago, destaca que el comercio internacional no es un juego de suma cero: “ambas partes deben ganar o no tendría ningún sentido continuar comerciando”. Los protagonistas del comercio son los individuos, y a través del mercado se fijan precios y se realizan transacciones.
En el contexto de este análisis, las islas de Cuba y Taiwán presentan características relativamente similares en términos de geopolítica. Ambas naciones tienen potencias económicas de gran tamaño como vecinos que influyeron en su política exterior, y ambas sufrieron del totalitarismo durante el mediado del siglo XX, asimismo la Guerra Fría moldeó a cada isla para que sean conducidas a las circunstancias que se encuentran en la actualidad.
Tras la Revolución Cubana, el gobierno de Castro fue inicialmente reconocido por Estados Unidos en 1959. Cuba y la Unión Soviética firman un acuerdo comercial en el que la Unión Soviética se compromete a comprar azúcar y otros productos de Cuba y a suministrar a Cuba petróleo crudo. Siguiendo el consejo del Departamento de Estado de los EE. UU, las empresas petroleras estadounidenses en Cuba dejan de refinar el petróleo comprado a la URSS; Cuba nacionaliza las refinerías; el presidente Dwight D. Eisenhower cancela la mayor parte de la cuota de azúcar cubana (antes de 1960, las ventas a EE. UU. eran de 3 millones de toneladas anuales, la mitad de la cosecha cubana).
Las relaciones rápidamente se deterioraron, culminando en la imposición de un embargo por parte de EE. UU en respuesta a las expropiaciones, a propiedades estadounidenses valoradas alrededor en los mil millones de dólares, y políticas socialistas de Cuba. Este embargo, que aún persiste, prohíbe a los ciudadanos estadounidenses comerciar con Cuba. Es importante diferenciar entre un embargo y un bloqueo. El embargo es la prohibición de comercio con un país específico, mientras que un bloqueo implica impedir físicamente la llegada de mercancías, una medida que solo se aplicó durante la Crisis de los Misiles de 1962.
Por otro lado, tras una larga Guerra Civil, entre nacionalistas y comunistas, lo que es la República de China, conocida como Taiwán, se separó del continente chino en 1949 luego de que los comunistas hayan vencido y formaron la República Popular de China, pero ambas Repúblicas de China afirman ser el gobierno legítimo de China y se desconocen mutuamente. Aunque los primeros años bajo Chiang Kai-shek fueron autoritarios y proteccionistas, aplicando medidas como la sustitución de importaciones y subvención de empresas, Taiwán mantenía cierta libertad económica y derechos de propiedad. Hasta 1970 la representación en las Naciones Unidas, el derecho a veto y la consideración de “República de China” estuvo en poder del estado de Taiwán. Pero eso cambia con la política internacional de Richard Nixon y sus acercamientos políticos con Mao y su régimen.
Debido a esto, en 1971 la ONU decide que la representación, el veto y el reconocimiento de República de China se le dé a la República Popular, lo cual hace que el régimen de Taiwán entre en el limbo político actual De 1952 a 1982, Taiwán tuvo una tasa de crecimiento promedio de 8,7 por ciento, mientras que su producto nacional bruto creció 360 por ciento de 1965 a 1986. Taiwán ha transitado hacia una democracia estable desde 1986. Las empresas taiwanesas han jugado un papel crucial en este desarrollo, especialmente en el sector tecnológico, con gigantes como TSMC liderando la producción global de semiconductores.
En términos de superficie y población, Taiwán es mucho más pequeña pero significativamente más próspera que Cuba. Taiwán, con un PIB per cápita de USD 69,500, supera ampliamente a Cuba, que tiene un PIB per cápita de USD 13,128. Las exportaciones de Taiwán, enfocadas en tecnología avanzada, alcanzaron los US$542 mil millones en 2022, siendo el exportador número 11 en el mundo, mientras que las de Cuba, centradas en productos primarios como tabaco y azúcar, fueron solo de US$1.07 mil millones, siendo el exportador número 161 en el mundo.
Ambos países tienen como principal mercado a la China continental, claro es que los productos que exportan son radicalmente distintos, en términos de especialización y escala. En el comercio internacional se entiende que la ventaja comparativa se refiere a la capacidad de un país para producir bienes a un costo menor en términos de oportunidad, mientras que la ventaja absoluta se refiere a la capacidad de un país para producir más de un bien con los mismos recursos. Taiwán ha aprovechado su ventaja comparativa en tecnología, permitiendo un crecimiento robusto y sostenido. Cuba, por otro lado, ha permanecido rezagada debido a sus políticas socialistas.
El mercado es fundamental para la asignación eficiente de recursos. Los ingresos combinados de las 10 compañías principales de Taiwán ascienden a $ 516.270M. Por el lado de Cuba la creación de empresas, prohibida en la isla desde 1968, volvió a la escena nacional en septiembre de 2021 como parte de las reformas gubernamentales destinadas a dinamizar la economía. El comercio internacional expande los mercados disponibles para los productores y consumidores, permitiendo especialización y economías de escala. Los derechos de propiedad y la libertad son esenciales para el funcionamiento de una economía de mercado. Protegen las inversiones y la innovación, facilitando el crecimiento económico. Taiwán ha beneficiado enormemente de estos principios, mientras que la falta de estos en Cuba ha obstaculizado su desarrollo.
Para lograr economías de mercado sanas se requerirá de una mayor reestructura: a) establecimiento de políticas fiscales y monetarias firmes; b) retiro de controles de precios; c) apertura de las economías a las fuerzas de mercado competitivas; d) establecimiento de los derechos de propiedad privada y de un sistema legal para proteger esos derechos y e) reducir la participación gubernamental en la economía. Ahorrar dinero es lo deseable para una nación que desee prosperar. Entre más personas ahorren, más tienen para invertir. Y entre más inviertan en fábricas, edificios de oficinas y equipo nuevo, más productiva se volverá la economía y más rápido crecerá.
La historia de Taiwán y Cuba muestra cómo las políticas económicas y las estrategias de comercio internacional afectan el desarrollo de una nación. Mientras que Taiwán ha prosperado gracias a su apertura al libre mercado, el respeto por los derechos de propiedad y la especialización en alta tecnología, Cuba ha sufrido hambrunas y exilios debido a sus políticas socialistas. El comercio internacional no es un juego de suma cero; ambas partes pueden beneficiarse si se permiten las condiciones adecuadas como los derechos de propiedad, la igualdad ante la ley y el libre comercio.