La libertad de expresión está bajo asedio, hoy fue un formidable divulgador conservador, que deja una viuda y dos niños huérfanos de padre: Charlie Kirk. El influencer republicano ganó fama por debatir en universidades con aquellos que se encontraban en las antípodas de sus ideas, por ello fue sujeto de burlas y, ahora, un terrorista acabó con su vida por la forma en que pensaba. En Estados Unidos, tal vez él haya sido uno de los últimos republicanos que consideraba la dialéctica como el arte para convencer a las personas sin acudir a la coerción.
En los últimos años se han visto atentados contra figuras de derecha a lo largo y ancho del globo, algunos de ellos fueron víctimas fatales, como Álvaro Uribe y Shinzo Abe, Donald Trump y Jair Bolsonaro no fueron la excepción. Asimismo, cuando Javier Milei aspiraba a la presidencia, debía llevar chaleco antibalas debido a la posibilidad de un atentado contra su vida.
El debate y la libertad son los cimientos de la dialéctica de occidente, en su momento fue clave para mantener la paz en gran parte del mundo. Ahora, los pilares que alguna vez se dieron por garantizados están bajo asedio y fuego. Me considero un ferviente defensor de la libertad, pues creo que es el valor invaluable, junto a la vida y la propiedad, que permite garantizar el progreso y bienestar de los pueblos.
Occidente está cambiando, se está apaciguando y debilitando, aquellos que defiendan los valores contrarios a la vida, la propiedad y la libertad van a buscar permear sus ideas totalitarias a punta de pistola.
En el plano local no debemos desentendernos de estas cuestiones, pues es sabido que, durante gran parte del siglo XX, Paraguay padeció persecución y censura por figuras nefastas como Alfredo Stroessner, Higinio Morínigo y Rafael Franco, hasta el retorno de un régimen relativamente más libre, como la democracia. Por ello, el precio de la libertad es la eterna vigilancia.
Asimismo, creo que en Paraguay estamos cayendo en un régimen cada vez más autoritario, es solo cuestión de observar cómo las proclamadas autoridades se expresan, tanto en las redes sociales como en sus respectivos puestos. Sin embargo, la política no es la única que sufre un decaimiento en su honorabilidad y respeto al prójimo, la falta de ubicuidad y compostura es algo que permea en toda la sociedad.
Propulsado por leyes ambiguas que perjudican la igualdad ante la ley, como lo es la n° 5.777, en el ámbito privado, que fue manipulada contra Christian Chena para censurarlo contra un presunto caso de corrupción. En el ámbito público, el proyecto de ley de datos personales, que alteraría el alcance de la transparencia en la rendición de cuentas al público, representa un obstáculo significativo para el debate público, pues limita el acceso a información crucial que permite a los ciudadanos fiscalizar y cuestionar a las autoridades, erosionando así la confianza en las instituciones y el ejercicio pleno de la libertad de expresión.
Las reglas de cada institución que permiten el nepotismo y evocan la impunidad también erosionan el debate público, pues las instituciones pierden credibilidad y las autoridades pierden altura moral para ejercer sus cargos. Esta falta de confianza socava la capacidad de la sociedad para sostener un diálogo abierto y constructivo, abriendo la puerta a un mayor autoritarismo.
Creo que en Paraguay aún no se aproxima un estado de guerra civil, como lo afirma Ray Dalio con Estados Unidos, en cambio, el silencio de los corderos se podría comparar más al hundimiento del Titanic, donde análogamente se van erosionando libertades a medida que el Estado va expandiendo sus injerencias en asuntos que no le corresponden, una vez que la embarcación se parta a la mitad y esté boca arriba hundiéndose, será muy tarde para que los individuos puedan volver a expresarse libremente.
Mientras tanto, en estas trincheras, seguiremos defendiendo la libertad por sobre toda opresión, injusticia y coerción, combatiendo a diestra y siniestra la corrupción. Pues la libertad, la propiedad y la vida son el bastión de occidente.

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