Cuando tenemos que focalizar sobre los principales sofismas en la economía es clave mencionarle a Henry Hazlitt, que en su obra «Economía en una lección», señala en su primer capítulo «la lección», que la economía, como ciencia, se topa con un mar de falacias y errores de pensamiento, a menudo impulsados por distintos grupos con intereses económicos opuestos, quienes promueven políticas nocivas que solo benefician a unos pocos mientras perjudican a la mayoría. 

Muchas veces se suele decir que las buenas intenciones son las que deben sobreponerse en las políticas públicas pero no crean que enfocándose solo en los resultados inmediatos o en un grupo específico cuando se trata de políticas. Pensar a largo plazo y considerar los efectos en toda la sociedad es el sello distintivo de una economía eficaz y genuina. Hazlitt nos enseña que un economista mediocre sólo mira lo evidente y a corto plazo, mientras que un economista brillante tiene una visión amplia y perspectiva a largo plazo.

En el mundo de la economía convencional, hay economistas de renombre que desprecian el ahorro y promueven el derroche del erario público como la solución mágica a los problemas financierosA veces, los economistas se pretenden oráculos, pero cuando se trata de prever una crisis económica, sus bolas de cristal se nublan. Pretendiendo resolver problemas como las recesiones con la manipulación de la economía, persistiendo con el hechizo del «efecto multiplicador», como si fuera el gasto público es el amuleto que desbloquea el poder para expandir la economía infinitamente. Según ellos “a la larga estaremos todos muertos”.

Ante la constante práctica de malas políticas económicas, hemos visto cómo el gasto y deuda pública en Paraguay ha aumentado sin precedentes desde 2013, permitiendo a toda la casta política vivir como magnates, pavoneándose de ello como si fuera meritorio y digno. Es un escupitajo al rostro de todo paraguayo que es forzado a pagar impuestos para mantener el aparato estatal, donde el 87% del Presupuesto General de la Nación (PGN) es para gastos rígidos, es decir, salarios. 

Otro punto del buen manejo de las finanzas públicas que no debemos olvidar, nos preguntamos ¿dónde quedó la ley de responsabilidad fiscal? Ya que durante el cautiverio del gobierno de Mario Abdo se hizo caso omiso e hizo vito llevando la deuda pública a niveles estratosféricos por «vacunas» que nunca recibió el estado  paraguayo. Los políticos y burócratas gozan de demasiada impunidad para un manejo financiero tan imprudente. 

Así también no ignoremos al Banco Central que fracasa en su principal misión: velar por la integridad de la moneda nacional. Durante años de relativa «estabilidad monetaria» se echaron por la borda ante la nociva manipulación de las tasas de interés a través de la política monetaria tocando apenas 0,75 pp entre 2020 y 2021. Ahora, la inflación castiga la inversión y el ahorro de las familias sentenciándolas a un estado de pobreza que más tarde lo sufren con inseguridad, deficientes servicios públicos, infraestructuras que se caen a pedazos, afectando directamente en la felicidad, calidad de vida y bienestar de los individuos. Esto solo evidencia como la obstinación, la ignorancia y la fatal arrogancia de los burócratas y políticos nos conducen a un panorama nefasto para la economía paraguaya para los siguientes años.

Reflexionando respecto al panorama actual, es menester mencionar a la parábola: «La falacia de la ventana rota» de Bastiat destaca la importancia del costo de oportunidad. La ventana rota beneficia al cristalero que la repara, el panadero tendrá que gastar dinero en su reparación en lugar de gastar en algo de su interés, como comprar un traje, esto significa que el sastre pierde la oportunidad de venderlo. Por tanto, lo que el cristalero gana se pierde en términos de oportunidades genuinas para otros comerciantes.

Análogamente, cuando el “econochanta” dice que la economía está en auge gracias al “efecto multiplicador” reflejándose en el crecimiento del PIB y beneficiando a toda la economía, no es así. Sino que, es una ilusión óptica de corto plazo que a la larga puede generar crisis económicas más graves por la estimulación artificial del dinero y el crédito en la economía.

Autor: Martín Zayas